EL DEBATE ECONÓMICO
- Armin Tamzarian
- 19 jun 2016
- 2 Min. de lectura
EL DEBATE ECONÓMICO
Hace ya una semana pudimos ver en TV el debate económico que nos ofrecían los representantes económicos de los cuatro partidos políticos de moda. Curiosa la estampa de Garzón, de Guindos, Sevilla y Garicano, dado que no nos tienen habituados a ofrecer este concepto a los que nos interesamos por las medidas económicas que proponen realizar (sí, que proponen, luego otra cosa es lo se pone en marcha…).

El debate transcurría con un de Guindos que como podía (más bien como le dejó la situación de estos últimos cuatro años) iba esquivando los ataques de los opositores. De Guindos parecía más incisivo por momentos y sorteaba bien las réplicas de un Garicano bastante nervioso, al que las formas le estaban jugando una mala pasada, merced de la poca experiencia que tiene en este tipo de formatos. Aunque el fondo de la cuestión y la base de sus explicaciones le daban la razón, no pudo sobreponerse a un de Guindos por momentos convincente y sólido en sus explicaciones, algo que no debería ocurrir dada la actual situación de la economía española, cuya solidez y crecimiento de plástico se sostiene con pinzas, más aun con un programa económico aplaudido por medios internacionales de la talla de ‘’New York Times’’ y ni que decir tiene que cuando su partido no tiene ‘’historia’’ ni hemeroteca.
Por la parte menos liberal, Jordi Sevilla pasó sin pena ni gloria por el plató. Sus explicaciones no convencieron en exceso ni tampoco lo hicieron los reproches a de Guindos por la política aplicada, que enseñaba los dientes de manera incisiva echándole en cara la cansina y tan repetida ‘’herencia recibida’’, viéndose envueltos en algún que otro rifirrafe. Nada nuevo bajo el sol en realidad, derogar todo lo aplicado en los 4 años de gobierno del Partido Popular, reforma fiscal que en otras palabras significa una subida de impuestos generalizada para cumplir el objetivo del déficit, apostar por la lucha contra el fraude y apostar por una banca pública de inversión.
Garzón sin embargo supo sacar partido y mantuvo el tipo, aguantó y recriminó a de Guindos y a Sevilla igualmente. Supo sortear las incoherencias y disparates de las medidas de su programa y escudarse en la precaria situación de la economía española generada según él y su partido en los gobiernos de PSOE y PP. La experiencia que tiene en este tipo de debates fue un plus.
Y tal y como comentábamos y analizábamos en un artículo de opinión hace más de un año sobre los supuestos logros conseguidos en economía y la actual situación, de Guindos ofreció un minuto de oro que debería quedar para el recuerdo…
¡Las urnas nos esperan!
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