Cuatro años mágicos del PP, ¿repetimos?
- Rocker Estaguirita
- 10 dic 2015
- 6 Min. de lectura
IV parte: Entonces…¿Qué ha pasado estos años? ¿Y si vuelven a ganar los mismos?
Como vemos han cruzado las líneas rojas que ellos mismos se marcaron, pero no son las circunstancias de la coyuntura económica las que les ha llevado a tomar esas decisiones terroríficas, o lo que ellos llaman “herencia recibida”. Sabían cuáles eran esas circunstancias cuando se presentaban a las elecciones, pues se hartaron de decir lo mal que estaba el país y basaron su campaña en decir por aquí y por allá lo hundido que lo estaban dejando los socialistas. De hecho, da la notoria casualidad de que las comunidades con más déficit y más endeudadas han sido ¡oh, sorpresa! las gobernadas por el PP, donde se ha despilfarrado dinero público a espuertas, se han destinado millones de dinero público a obras faraónicas e innecesarias (aeropuertos sin aviones, infraestructuras abandonadas...) adjudicaciones millonarias a empresas de amiguetes y demás desmanes por todos conocidos. Recuerden que son los reyes de la gestión.

Todo ha sido parte de un plan orquestado de antemano, llevando a millones de ciudadanos engañados a las urnas, algo que debería ser delito. Si escuchamos las cosas que nos cuentan de cómo se van a tocar sin tocar, a rebajar sin rebajar, a reformar sin recortar, a ponerlas en manos privadas sin privatizar, concluimos que nos han perdido el respeto completamente. Estas sandeces no se pueden decir sin pensar que a quien van dirigidas, el pueblo español, es idiota. Cosa que por otra parte es normal que piensen porque hagan lo que hagan, roben lo que roben, nos metan en guerras ilegales o cualquier cosa que se te ocurra, el número de votos varía en el mayor de los casos en un millón. Saben que tienen el voto garantizado y se creen impunes ante todo y todos. Dicho de otro modo, se pasan la democracia por el arco del triunfo. No entiendo el afán por hacerse con las riendas de la gestión pública por parte de aquellos que abominan de ella, de los que creen que lo público debería desaparecer.
Insisten en que lo público carece de sentido en la sociedad del libre mercado y choca frontalmente con la idea de la libre competencia. Para que entiendan la indignación del ciudadano a que hagan negocio con estas cosas, voy a traducirlo al lenguaje neoliberal: si el derecho a la propiedad es sagrado, “lo público” es “la propiedad del pueblo”, su “capital”, su patrimonio; tiene dueño, no está tirado en la calle para que se lo lleve el primero que pase. Para esta gente la patria se puede vender y con ella condenar a su pueblo, pero no se puede mancillar. Los conservadores lo tienen muy claro. De ahí su amor a la bandera, a la patria, a la familia, a la religión, a sus ritos, a lo que llaman tradición. Suelen pisotearlos con sus actitudes cotidianas, pero no consienten que se cuestionen y exigen para ellos el mayor respeto. Hipocresía y estrategia para engañar a los borregos.
Pero si que se atisba una estrategia de fondo que van llevando a cabo cada vez que están en el poder, y que se acelera exponencialmente cuando tienen mayoría absoluta: una degradación de lo público. Consiste en hacer una pésima gestión, arruinando y vaciando las arcas de las instituciones, servicios y órganos públicos malversando el dinero de todos, para así hacer ver a los ciudadanos que lo público es ineficaz e ingestionable, y que hay que cambiar de modelo. Es exactamente lo que hacen con la democracia. Lo que pretenden es desprestigiar el sistema que les obliga a rendir cuentas. Que pesados son los ciudadanos, quieren saberlo todo. Han devaluado el poder de la palabra, ya no significa nada. Saben que mienten, sabemos que mienten, lo hacen con la cabeza alta y lo asumimos. Estos señores, cuando se niegan a dar explicaciones sobre sus fechorías, vienen a decir que este sistema en el que todo el mundo miente y los partidos se financian de forma ilegal no tiene fuerza moral para juzgarles. Se sienten por encima de un sistema donde anida la corrupción, exhibiendo con descaro que son la mejor prueba de ello. Esta estrategia ha calado entre los ciudadanos, que se vuelven contra el sistema en vez de perseguir a los corruptos, dejando un hueco por el que se fugan los malhechores en un Jaguar descapotable, cuya existencia no le consta al que lo conduce.

Decían los griegos que nos movemos en un triángulo perverso del que, según parece, no podemos escapar: democracia, demagogia, dictadura. Hay algunos que se mueven como pez en el agua en cualquiera de ellas. Tal es su condición moral. Y no les importa tanto ganar o perder las elecciones. Eso es algo que les permitiría ir más deprisa y atar mejor los cabos. Pero los cabos ya los han dejado atados y bien atados. Con el Consejo General del Poder Judicial de mayoría conservadora; con el Tribunal Constitucional de mayoría también conservadora y presidido por un militante de su partido, con mayoría absoluta en el Congreso de los Diputados, con todo el poder económico también de su lado y con una reforma laboral que ha convertido el despido en un negocio dejando a los trabajadores acojonados; con todo ello tienen una ocasión única para desmantelar el Estado del Bienestar que tantos años ha costado construir. Basta con encender la televisión y escuchar a los distintos portavoces hablando desde sus atriles. Siempre un paso por delante, ya viven en la demagogia. Ahora se trata de que nosotros entremos por nuestro propio pie en ella o nos resistamos. La consigna, lo que nos va a llevar a dar el paso es afirmar: “Todos son iguales”. Ésa es la trampa. Eso es lo que quieren que pensemos. Curiosamente es el argumento del chorizo: “Todo el mundo roba”. Crean este nuevo escenario político: “No hay ni izquierdas ni derechas”. En resumidas cuentas: “la democracia no sirve”. ¿Y si este estado de cosas acaba destruyendo la fe en el sistema? ¿Y si una vez desprestigiadas las instituciones el pueblo da la espalda al sistema democrático? Pues tan contentos. ¿Quién crees que mandaría aquí si no hubiera democracia? The answer is blowing in the wind...
Por si había algún despistado olvidadizo, ya sabemos lo que ha pasado estos cuatro años, como han ido desmantelando y acabando con el Estado del Bienestar, que ha sido el mayor logro de nuestra sociedad y por el que tantas personas han luchado. Por primera vez en la Historia, las generaciones venideras van a vivir peor que las anteriores. Esto es algo que no había pasado nunca, cada generación siempre ha vivido mejor. Se ha producido una involución. Las medidas que dicen son “transitorias” han venido para quedarse. La regresión en derechos y libertades que tantos años de muertes, luchas, cárcel y sufrimiento había constado conseguir, han sido lapidados en cuatro años mediante un despotismo que en nada se parece a un gobierno democrático, legislando a golpe de Decreto Ley, sin ningún consenso, saltándose el Parlamento y con un desprecio absoluto a los ciudadanos.
Quería también recordar que hay dos millones de españoles en el extranjero, la mayoría emigrados por razones laborales y económicas a los que votar les es prácticamente imposible y les cuesta dinero, mucho dinero. Han perdido la condición de ciudadanos al quitarlos su derecho al voto, pero parece que no interesan al gobierno. Será que piensan que no son “de los suyos”. Un tema menor.

Es inconcebible que en una democracia, en pleno siglo XXI, un presidente del gobierno no salga a dar las explicaciones pertinentes y responda a las preguntas de la prensa, y se esconda tras un plasma, sin preguntas, soltando un discurso. La prensa se convierte así en una mera difusora de la propaganda del partido. A los ciudadanos, a los que nos debe las explicaciones y ante quien tiene que rendir cuentas, nos humilla y nos trata como imbéciles y menores de edad. Estas prácticas son más propias de épocas pasadas, pero se ve que lo de dar explicaciones no gusta mucho en Génova, que conciben la cosa pública como su propiedad, su cortijo, y como tal actúan. Éstos son los mismos a los que se los llena la boca criticando lo que ellos llaman repúblicas bananeras, en las cuales hace mucho tiempo que estas cosas no pasan.
No sé si es recochineo, cinismo o simplemente cara dura, que este partido se venda como regenerador de la democracia, y lo digan con la cabeza alta y orgullosos de ellos mismos. La falta de colaboración en los numerosos casos de corrupción que tienen abiertos es inaceptable. Que se dediquen a la destrucción de pruebas, a mentir cuando son requeridos por el juez, siendo imposible que dos de ellos acierten en dar la misma versión, y que aparezcan documentos, nóminas, cuentas en paraísos fiscales, cuya existencia ha sido negada por los miembros de la cúpula del partido, hace que la acción se extienda como una mancha de aceite por todo el PP, que se comporta como una banda que encubre, ampara y defiende a sus miembros. Su forma de luchar contra la corrupción y de limpiar el partido de delincuentes, pasa por seguir y segregar a los denunciantes de los delitos en lugar de a los presuntos delincuentes. Así no hay discrepancias. Saben que en cuanto uno tire de la manta, caen todos, desde el primero al último.

Ya para terminar quiero dejar claro que mi intención no es cambiar el voto de nadie, sino que se haga una reflexión profunda conociendo el escenario y los hechos. Y que si finalmente se decide votar esta opción, se haga con todas las consecuencias, y que luego nadie se lleve las manos a la cabeza, alegando que le han engañado. Y por supuesto, que sepa que será cómplice y generador de este tipo de políticas.
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